Catálogo implacable de fallas morales que corroen a los seres humanos. Por estas páginas desfilan ejemplos diversos de inmoralidad, egomanía, hipocresía, avaricia, estupidez, falsedad, intolerancia, lascivia, gula, pereza, cobardía, envidia, orgullo y egoísmo. Como el progreso existe, si Bierce viviera hoy, ciento diecisiete años después de presentar la primera entrega del Diccionario, no solo corregiría su visión, sino que aprovecharía para enriquecerla con conceptos tan creativos y oportunos como «posverdad» o «hechos alternativos». Sin embargo, ya existen en el libro definiciones más vivas que nunca.
Esta escritura mordaz y ácida hace un tándem perfecto con las ilustraciones de Steadman que la acompañan, igual de afiladas y críticas. Bierce —que entiende el amor como una enfermedad, la adolescencia como la fase vital en la que nos recuperamos de la niñez y la autoestima como un error de apreciación— provoca al lector de tal forma que, comparta o no su perspectiva, este se ve obligado a cuestionar su diccionario particular.