El gran y desconocido escritor escocés Robert B. Cunninghame Graham empezó a conocer y tratar a los caballos en las pampas argentinas, a donde llegó con 17 años para convivir tres años con los gauchos. En muchos de sus cuentos de las dos Américas, desde Nuevo México al Río de la Plata, pasando por Colombia y Brasil, así como en sus numerosas biografías de personajes de la conquista, el caballo tiene un papel principal. Pero es en este libro, Los caballos de la conquista, escrito como homenaje a los nobles brutos que acompañaron a los conquistadores, donde Cunninghame Graham vierte de modo más caudaloso sus profundos conocimientos sobre este apasionante asunto histórico.
En estas páginas, Cunninghame Graham nos hace asistir a las extenuantes jornadas de Hernán Cortés a través de los ojos de Bernal Díaz del Castillo, su cronista y amigo, para continuar luego con Hernando de Soto en su viaje al Perú, siguiendo las huellas de Pizarro, y en su llegada a Cuba y el posterior desembarco en la Florida. La conquista del Río de la Plata nos es narrada a través de dieciochesco Félix de Azara y de Thomas Falkner, un jesuita inglés, autor de un curioso libro sobre la Patagonia. Libro nacido de la frecuentación de archivos y manuscritos, pero también, y sobre todo, de la propia experiencia de Cunninghame Graham y de una pasión, la de los caballos, que le acompañó hasta la muerte.
Robert Bontine Cunninghame Graham (Londres, 1852-Buenos Aires, 1936) aunque nació en Inglaterra y escribió en inglés y fue, en genio y figura, un completo británico, tanto que su ascendencia era realmente escocesa, «Don Roberto» ?al igual que su compatriota y amigo, el naturalista Guillermo Enrique Hudson? pertenece también, de algún modo, a la literatura hispánica, si es que esta existe. En España vivió buena parte de su niñez y su adolescencia.
Su primera juventud se la pasó en las pampas, convertido en un completo gaucho; visitando luego América numerosas veces, generalmente a caballo, como era natural en él. Nunca le interesó eso que llaman «carrera literaria», y nunca escribió una sola novela, cosa esta, la de la novela, que dejó para su vida, tan totalmente novelesca que cuando su amigo y correligionario socialista, Bernard Shaw, quiso llevarla al teatro, tuvo que diluirla y aligerarla (así lo confesó en el prólogo) para hacérsela verosímil a los espectadores. No casualmente existen una docena de biografías que retratan su vida y su persona; casi más que reediciones de sus libros, con toda certeza no menos apasionantes, pero menos conocidos que su vida.
Publicó una docena de volúmenes de relatos magistrales por vívidos y verdaderos, media docena de biografías de personajes hispánicos y un puñado de libros de viajes, personalísimos y extraordinarios. Ediciones Espuela de Plata está trabajando en el rescate de su obra y hasta la fecha ha publicado los siguientes títulos: El río de la Plata (2004), Trece historias (2006), Cartagena y las riberas del Sinú (2010) y Bernal Díaz del Castillo: Historiador de la Conquista (2011). En Editorial Renacimiento ha sido publicado Magreb el Aksa, relato de su viaje de 1901 por el imperio de Marruecos, libro del que dijo su amigo, el gran Joseph Conrad, que era el mejor libro de viajes de todo el siglo XIX.