Parte de la producción dramatúrgica de Antonio Álamo está marcada por el minucioso y casi obsesivo examen de los mecanismos y las alucinaciones del poder en los más diversos ámbitos y estancias. Pese a ello, los engranajes que mueven la acción de estas obras, a partir de singulares, irónicas y certeras intuiciones dramáticas, tienen siempre un carácter íntimo. Este volumen recoge sus principales exploraciones en este terreno.
En «Los borrachos», somos testigos de la celebración privada del lanzamiento de la primera bomba atómica por parte de sus creadores; «Los enfermos» nos cuenta las azarosas aventuras de un cadáver famoso, el de Adolf Hitler; en «Yo, Satán», el autor imagina a un papa que, valiéndose del dogma de su infalibilidad, pone en aprietos a la institución que representa, y del que se acaba sospechando que pudiera estar endemoniado; «Cantando bajo las balas» nos deja asistir al primer acto franquista
de la historia narrado por un cadáver, el de Millán Astray, descontento y angustiado con el lugar que le ha concedido la historia; en «Grande como una tumba», el fantasma de un artista recorre las distintas escenas de un mundo que agoniza y se hunde sin remedio; y, por último, «El bebé salvaje», la única obra inédita y no estrenada, fija su mirada en un capítulo vergonzoso de la vida de Karl Marx, un hombre que, soportando circunstancias muy adversas, nunca renunció a su derecho a pensar ni a beber, y que, como dijo Bernard Shaw, realizó la mayor proeza que puede llevar a cabo un escritor: cambió la mentalidad del mundo.